DENVER, Colorado. — En febrero, la hija adolescente de Norma Brambila le escribió una carta que ahora lleva en su cartera. Es un dibujo de una rosa y una nota alentadora que anima a su mamá a “seguir luchando” contra su enfermedad, y que le recuerda que algún día se reunirá con su familia en el cielo.
Brambila, una organizadora comunitaria que emigró de México hace un cuarto de siglo, solo tenía sinusitis, pero sus hijos nunca la habían visto tan enferma. “Estuve en cama durante cuatro días”, dijo.
Sin seguro de salud, Brambila había estado evitando buscar atención médica, esperando que el ajo y la canela surtieran efecto. Pero cuando sintió que ya no podía respirar, fue a la sala de emergencias. La factura de $365 —suficiente para cubrir una semana de alimentos para su familia— era más de lo que podía pagar, y terminó endeudada.